Intentos
jueves, 28 de enero de 2010
Leave a Comment
Es curioso. Es de tontos. Es producto de la casualidad/causalidad o es producto de mi tocar lo que no debo/estupidez, no lo sé determinar aún. Llevaba desde anoche escribiendo lo que se supone tenía que ser la primera nueva entrada, de esta segunda etapa de la perpetua metamorfosis a la que está sometido 'Diario De Un Cuidador', cuando he pulsado una tecla queriendo salvar y se me ha borrado el post íntegro. Como cuando la Ley de Murphy entra en movimiento no hay manera de detenerla hasta que completa su círculo, antes de poder recuperarlo, blogspot ha auto salvado el borrador sin que yo fuera capaz de reaccionar ante lo ocurrido.
Justo pasa en un día tan especial como el de hoy, y con un escrito tan especial como el que guardaba para publicar esta mañana.
¡Qué le vamos a hacer! Al mal tiempo buena cara. Dentro del orden del universo, para ganar algo tienes que renunciar a otra cosa. Supongo que no estaba predestinado a ser publicado, y que en estos momentos está navegando por los mares del olvido, como mi madre.
Y aquí estoy, intentando recuperarme de éste ínfimo tropezón. Descolocado por no saber como hacerlo encajar todo de nuevo.
De intentos y de círculos precisamente hablaba el borrador de esta entrada. De mi intento por querer hacer evolucionar este blog. De mi intento por darle una inconfundible personalidad. De mi intento por pretender romper los tabús un poquito más si cabe, y, de como dirían en Estados Unidos "empujar el sobre" o lo que es lo mismo: llevarlo hasta el límite.
El texto tenía mucha garra y era muy distinto hasta lo presentado hasta el momento. Era mi pequeño gran post de autor. Y ahora que se ha desvanecido tengo que volver atrás, recomponerlo y adaptarlo a los acontecimientos presentes. E intentar que lo poco que recuerdo, encaje con el contexto actual de la nueva entrada. En ello, no puedo evitar ver un cierto paralelismo con el proceso de demencia del que soy testigo. Igual es que busco lecciones donde no las hay. Pero creo que la existencia está llena de mensajes. Sólo hay que saber leerlos. Y hasta detrás de algo tan tonto podemos encontrar una gran lección.
Me gustaría creer que así es.
Antes de llamar a este entrada 'Intentos', le había dado el nombre de 'El Regalo', y antes el de 'La Belleza'. Pero al final hice el cambio, primero por no estar seguro de que ya hubiera publicado una con esos mismos títulos, y segundo, por parecerme que al ser este un experimento, 'Intentos' tamizaría la transición sin prometer nada a cambio.
Ayer acabé mi día a las 12:30am. Me encerré en mi habitación. Encendí unas velas y un poco de incienso. Me puse los grandes clásicos de Elton John en el iPod. Y comencé a redactar al ritmo de Your Song y Daniel, totalmente relajado y pensando en lo ridículas que son las circunstacias y los problemas de una persona dentro de la inmensidad del universo. Poner tu vida en perspectiva de esa manera, te hace ser mucho más humilde y sentirte menos importante.
Comencé hablando de que no soy una persona tremendamente emocional y que veo la enfermedad de mi madre desde el distanciamiento y la frialdad. No por qué no me afecte o no tenga sentimientos, pero por qué he aprendido en mi vida a asumir y aceptar cualquier situación tal y como me ha venido. Y por ello estoy en paz con la enfermedad, con el destino, con la vida, con lo que tiene que ser, y con lo que ella y yo estamos viviendo. También lanzaba un pensamiento muy personal. Una idea, que quizás podría dar pié a la mala interpretación o a que se me pudiera tachar de provocador. Y el quid de la cuestión se basa, en que expresaba la belleza que veo en el proceso de decadencia de esta enfermedad; como en el de cualquier otra. Todo proceso de la vida es bello. Cualquier tramo del círculo es igual de importante que el anterior e igual de hermoso, por que es la historia de nuestra vida, y la de la humanidad como colectivo. Antes de que nadie se forme ideas equivocadas, prometo una entrada dedicada a explicarme un poco mejor sobre esa visión.
También comentaba que, 'Diario De Un Cuidador', había nacido más por mi interés en el hacerle sentir a otros cuidadores que no estan solos y que la mayoría pasamos por historias idénticas, que en la necesidad de canalizar mis emociones o buscar vacías empatías desconocidas. Los cuidadores no buscamos el dar pena. Es más, diría que es lo que más nos podría ofender. ¿Pena, de qué exactamente?
No me gusta hablar de religión, pero lo hacía sin referirme a ninguna en concreto. Y destacaba, que no importa realmente en qué creamos mientras lo hagamos en algo y ese algo sea intentar ser mejores personas cada día, respetar las opciones que los demás tomen mientras no afecten directamente tu existencia, y creer que el amor es el motor universal de todo lo que es; lo veamos o no. Hablo de algo más profundo que el concepto de un dios.
Y acababa con algo así como que cada uno de nosotros y nuestras acciones -positivas y altruistas mejor- en un conjunto cambian y alteran la manera en la que el mundo se mueve. Muchos estamos determinados a hacerlo cambiar y girar. Y en eso estamos.
El dar me está haciendo recibir mucho a cambio. El sacrificio desinteresado me está aportando grandes recompensas. Y lo que estoy aprendiendo es que cuánto más das, más recibes.
Esta está siendo sin duda, una de las experiencias más intensas por las que he pasado en mi vida.