Muchos cuidadores de pacientes de Alzheimer admiten conductas abusivas: La mitad de los cuidadores familiares encuestados en un estudio británico reportaron incidentes.
JUEVES, 22 de enero de 2009 (HealthDay News/Dr. Tango)
Más de la mitad de los familiares que cuidan a pacientes de demencia admiten que se han comportado de manera abusiva con su pariente, encuentra un estudio británico reciente.
El abuso físico en sí fue poco común, ya que fue reportado por apenas tres de los 220 cuidadores del estudio. Pero los investigadores, que publicaron sus hallazgos en la edición en línea del 23 de enero de la revista BMJ, dicen que 115 (el 52.3 por ciento) de los encuestados reconocieron alguna forma de conducta abusiva con el pariente que cuidaban, y 4 (33.6 por ciento) de los cuidadores describieron conductas abusivas "significativas".
Los resultados indican "la extrema dificultad de cuidar a los pacientes de demencia", señaló la autora del estudio, la Dra. Claudia Copper, psiquiatra y especialista en capacitación de investigación en ciencias de la salud del Consejo de Investigación Médica, el equivalente británico de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU.
La forma más común de abuso (26 por ciento) era alzar la voz o gritar a la persona que sufría demencia. Los insultos o improperios conformaron el 18 por ciento de los reportes, y las amenazas de enviar a una persona a un hogar de ancianos apareció en el 4.4 por ciento de los casos.
"Mayormente, la gente afirmaba desear que no hubiera ocurrido", apuntó Cooper. "La gente que sufre de demencia puede actuar de forma agresiva. [Los cuidadores] reaccionaban a ser recipientes de agresión o a estar en una situación difícil".
El gobierno británico está considerando una revisión de sus políticas para proteger a los adultos vulnerables, enfocándose en cuidadores pagos. El recién informado estudio de cuidadores familiares se llevó a cabo porque "estudios anteriores de menor tamaño que preguntaban sobre conductas abusivas reportaban altos índices", apuntó Cooper. "Dados esos estudios, que indicaban que alrededor de un tercio de los cuidadores familiares reportaban abuso significativo, necesitábamos saber más al respecto".
Cooper y colegas entrevistaron a los familiares de personas que vivían en casa y padecían demencia en Londres y Essex, un municipio cercano a Londres. Los resultados se parecieron bastante a los esperados, dijo. "Predijimos que un tercio de los cuidadores familiares reportaría abuso significativo. También esperábamos algunos casos de abuso físico o abuso frecuente".
El estudio es parte de un programa más grande dirigido a reducir la conducta abusiva en tales familias, enfatizó Cooper. "Necesitamos saber exactamente qué sucede antes de buscar maneras de reducirlo", explicó.
Beth A. Kallmyer, directora de servicio al cliente de la Alzheimer's Association apuntó que la incidencia de tal abuso en los EE. UU. se desconoce, ya que no se han hecho estudios comparables aquí. Pero la asociación "recibe muchas preguntas al respecto", dijo Kallmyer, suficiente para mantener un servicio telefónico de 24 horas en el 800-272-3900.
"Uno de nuestros mensajes es que la gente no puede hacer esto sola", subrayó Kallmyer. "Se trata de una enfermedad progresiva, así que la capacidad de la persona que recibe cuidados disminuye con el tiempo. Eso crea un gran estrés".
Para ayudar a los cuidadores a determinar si el estrés ha aumentado demasiado, la asociación ha provisto una prueba de estrés para ello, en www.alz.org/stresscheck, indicó.
"Deseamos que pidan ayuda, porque si no lo hace, se queman", dijo Kallmyer.
Otro informe que aparece en la misma edición de la BMJ trataba sobre un tema distinto sobre las personas mayores: la eficacia de las unidades geriátricas especializadas en los hospitales.
Las personas mayores que son atendidas en tales unidades tienen más probabilidades de regresar a casa tras el alta que las tratadas en centros hospitalarios convencionales, según un informe de médicos del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid.
Una revisión de once estudios que comparaban la atención provista en unidades geriátricas agudas dirigidas por especialistas con unidades hospitalarias convencionales encontró que los pacientes tenían una mejor capacidad de funcionar al volver a casa y un menor riesgo de regresar a las unidades en los tres meses tras el alta.
Pero se necesitan más estudios para determinar si los beneficios persisten a largo plazo, según el informe.
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