Un poema
viernes, 8 de octubre de 2010
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Hay momentos que se viven con la pena del recuerdo.
Hay instantes que se olvidan con el paso del tiempo.
Hay lecciones que se aprenden con la fuerza de lo eterno.
Y yo me acuerdo, de tu nombre, tu pasado y tu silencio.
Tú, simplemente te olvidas de quién has sido.
Y de todo aquello que un día te dio sentido.
Olvidar, quizás, es un gran regalo, un don divino.
No un doloroso castigo.
Imagino.
Sin sentido, sin recuerdos, sin memoria,
ni aprendizajes a los que tristemente aferrarte,
sencillamente existes flotando en la pura inconsistencia
del misterio incoherente de la vida y del destino.
Mas sintiendo y deviniendo con la esencia de los años,
sumergida en los puros sentimientos del amor, la inocencia
y del antaño.
El recuerdo ya no es relevante.
Eres.
Tan sólo eres.
Tan sólo eres.
Y eso es lo más importante.
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