Una guía práctica ofrece consejos para velar por la salud física y psicológica de asistentes en el ámbito familiar de personas dependientes.
Dolores constantes de espalda e incluso contracturas provocadas por el esfuerzo físico a la hora de trasladar a la persona dependiente de la silla a la cama o a la bañera; cansancio psicológico ante un trabajo de 24 horas al día todos los días del año; dudas sobre cómo asear, vestir, alimentar o comportarse con un familiar que está a su cargo pero que no siempre quiere colaborar.
Éstos son los problemas con los que se encuentran a diario los cuidadores no profesionales. Son más de diez mil las personas en la provincia a las que la Junta de Andalucía ha dado de alta en la Seguridad Social como cuidadoras de un familiar con dependencia severa, a raíz de la entrada en vigor de la Ley de Dependencia. El 83% son mujeres.
Para ellos, la Junta de Andalucía ha editado la 'Guía práctica para el cuidado en el entorno familiar de personas en situación de dependencia'. Una recopilación de consejos prácticos que está repartiendo entre los asistentes a los talleres presenciales de formación en la capital y en los encuentros del Cuidabús, un autobús que está recorriendo toda la provincia para ayudarles en su labor diaria. Más de 1.800 personas participan hasta noviembre en ambas iniciativas.
Con vida propia
Pero muchas cuestiones no surgen en el aula ante los especialistas, sino en casa. La guía plantea una cuestión vital: pedir ayuda. «La energía no es inagotable», reza este manual, ni la física ni la psicológica. Por eso, el cuidador debe conocer las herramientas de las que dispone para pedir apoyo sin sufrir cargo de conciencia por ello, algo que le ocurre a menudo a muchas de estas personas. «No es malo tener vida propia», es el siguiente punto de la guía, que recuerda que la Ley de Dependencia cuenta con un catálogo de servicios, como centros de día, centros de noche o ayuda a domicilio que pueden facilitar mucho la labor del familiar garantizando que la persona dependiente se quede en su entorno y no pierda su arraigo familiar y del entorno en el que vive.
En cuanto a las precauciones físicas, el manual insiste mucho en la protección de la espalda y recomienda una serie de trucos para mover a los dependientes sin sobrecargarla. Se trata de utilizar el propio movimiento del cuerpo y de evitar hacer fuerza.
Pero no sólo se trata de preservar la salud del cuerpo, sino también de la mente. No es nada fácil ver al familiar enfermo o perdiendo capacidades. A esto se le suma la carga de responsabilidad que supone atender a un adulto sin descanso. «Si las necesidades de amor, afecto, sociales o entretenimiento del cuidador pasan a un segundo plano, se corre el riesgo de que afecte a su ánimo», asegura la guía. Y eso también repercutirá en su actitud ante la persona dependiente. La guía recomienda no ayudar a la persona dependiente más de lo necesario para que se sienta útil, no criticarle ni humillarle, no gritarlo y preservar su honor en lo posible, incluso en momentos tan íntimos como el baño. Una tarea movida por el cariño.
Autor: A. Salazar
Publicado: 2 de Noviembre de 2009
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