, , , , , , , , , , , ,

'Hijo mío, no tienes sentido del humor'

lunes, 30 de noviembre de 2009 Leave a Comment


Eso es algo que solía decirme mi padre a menudo.

Mi padre siempre pensó que yo era demasiado serio, que me tomaba las cosas muy a pecho, y que no sabía reírme de mí mismo o de las situaciones duras de la vida. 'Salvo la muerte, en la vida todo lo demás tiene arreglo. Y nada, salvo la misma vida, es lo suficientemente importante como para perder el sueño por ello o angustiarse', añadía.

Tras su muerte y la enfermedad de mi madre, creo que quizás he aprendido a mostrar más ese sentido del humor que muchos han creído ser inexistente en mí. Y no es que lo haya adquirido desde entonces, porque estar siempre ha estado ahí, si no que más bien el drama en mi vida me ha empujado a tomarme las cosas más livianamente.

Sonará muy poíticamente incorrecto decir esto, pero en ocasiones, hay situaciones o conductas de mi madre -producidas por la enfermedad- que me hacen sonreír o reírme directamente. Se viven hechos tan surreales y dramáticos producidos por la demencia, que un servidor prefiere verlos desde la ternura y un cierto prisma cómico, a ponerse a llorar porque a su madre se le esté yendo la cabeza.

Para llorar ya habrá tiempo. Pues aún me quedan unos años más de vivir escenas mucho más dantescas y dramáticas que las de, por ejemplo, ver a mi madre llegando a casa una mañana, diez días después de Navidad, con tres enormes pavos -creyéndose que las fiestas estaban por venir-, o pillarla intentando escaparse sin hacer ruido para que no la descubra.

No es reírse de la persona, si no de la situación y las circunstancias. Creo que esto hay que tomárselo con buen humor y filosofía. Si no, uno puede acabar completamente quemado, sumido en una depresión tremenda, y desquiciado.

Al mal tiempo hay que ponerle buena cara. Y a esta enfermedad hay que quitarle el excesivo dramatismo y seriedad. Que no significa no darle el respeto e importancia que se merece.