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La culpa y la angustia

domingo, 20 de diciembre de 2009 Leave a Comment


De AFALcontigo (Asociación Nacional del Alzheimer):

El ingreso en residencia de un familiar siempre supone una enorme angustia para el que ha venido siendo su cuidador principal, que cree que está faltando a su obligación, que está abandonando a su ser querido y que no será igual de bien cuidado en nigún sitio. De tal forma se resiente su estabilidad psicológica, que peligra su salud. En AFALcontigo disponemos de  un programa ideado para ayudar a los cuidadores en este trance.

Sin embargo, no es el lugar en que se encuentra el enfermo lo que determina su bienestar sino la atención que le presta su cuidador principal, que no deja de serlo por tener a su familiar en una residencia.

Un cuidador bien informado y bien formado, sabrá marcar pautas en la residencia, podrá mantener con la dirección y con el equipo médico y las auxiliares que cuidan al enfermo, una relación cordial y una comunicación constante que facilite el conocimiento de la realidad del residente y de sus necesidades personales; estará pendiente de su salud y su confort y de resolver los problemas e incidencias que se vayan presentando. Es decir, será el cuidador principal mientras viva el enfermo.

Una residencia tal vez no sea la solución ideal, seguro que el residente querría permanecer en su casa en vez de ingresar en una, por muy buena que sea, pero no siempre es posible lo que querermos. Un cuidador sobrecargado no es un buen cuidador y lo mejor es enemigo de lo bueno, así que una residencia puede ser una buena solución en muchos casos. Lo que hace falta es la exigencia de calidad residencial adecuada para un enfermo con alzhéimer, es decir más personal y que éste esté debidamente formado en demencias. De ello deben ocuparse las comunidades autónomas.

Fuente: AFALcontigo