Compartiendo: El velo
lunes, 21 de diciembre de 2009
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Una buena amiga mía ha sido lo suficientemente generosa como para compartir aquí su experiencia particular con la demencia. Gracias a Alicia C. por su aportación.
"Creo que la madre de mi padre desarrolló demencia por aburrimiento. Se rompió la cadera y tuvo que irse a vivir a una residencia. Cuando ingresó en la residencia, dejó de lado todo aquello que antes había amado: hacer pasatiempos, tejer, cantar y ver la televisión. Pasó un largo tiempo antes de que la demencia se apoderara por completo de ella. Cuando fue así, comenzó a cantar la misma canción una y otra vez. Mi madre raramente iba a visitar a mi abuela a la residencia. Pero un día lo hizo. Mientras sostenía la mano de su suegra entre las suyas, mi madre se puso a tararear una canción cualquiera. Mi abuela dejó de cantar. Al día siguiente empezó a cantar la misma canción que mi madre le había tarareado. Así que es increíble el ver que aunque una persona con demencia parece estar desconectada, realmente sigue estando ahí. Sus mentes están simplementes ocultas tras un velo."