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La historia de...

martes, 29 de marzo de 2011 Leave a Comment


Hola, soy Vicky. tengo 55 años, mi madre de 83, sufrió un derrame cerebral y además tiene demencia senil. La cuido las 24 horas, tengo 4 hijos que asumieron la carga económica, porque yo no pude volver a trabajar, ellos le dan cariño y la vigilan por ratos, mientras yo preparo los alimentos y a veces mientras salgo a hacer pequeñas diligencias. Siento que mi vida terminó el día que sufrió el derrame, no volví a salir a ninguna parte como antes, yo tenía una vida y ahora lo que tengo es una muerte lenta en estas paredes que me asfixian, mientras veo mi vida irse gota a gota y sin encontrar opción para evitarlo.

Mis 4 hermanos, 3 hombres y una mujer, literalmente desaparecieron, supongo que les dio pánico el tener que enfrentar lo que venía. Mi madre absorbe cada segundo de mi vida, de día y de noche, porque duerme demasiado poco, por lo que mis horas de sueño son contadas. Me he descuidado mucho en mi apariencia personal, ya perdí a todos mis amigos, mi vida social es cosa del pasado, algo que se fue y tal vez no volverá. Comparto con otros cuidadores, ese doble sentimiento de amor y culpabilidad, porque amo a mi madre, pero con frecuencia pasa por mi mente el deseo de que Dios se la lleve. El cansancio es grande, a pesar de que muchas veces siento que no he trabajado tanto, para el nivel de agotamiento que siento.

Soy divorciada, antes de esta situación tenía una vida que compartía con mis hijos, pero ellos ya crecieron y ahora estoy sola, con una carga tan pesada, que siempre llevo un ardor en mis hombros, un dolor en la parte baja de la espalda y un vacío en el corazón. Me siento culpable porque he pedido a Dios que se la lleve, estoy segura de que ella me habría cuidado con mucho espero si fuera yo la enferma, pero por su situación mental, cada día se hace más dependiente de mí, de modo que necesita que yo esté siempre a su lado, si me alejo por un momento, empieza a llamarme a gritos, con otros nombres, porque no se acuerda del mío. Me preocupa mucho mi vida futura, pensando cuánto va a durar esta situación, cuál será mi condición económica y física después de esto, o si moriré yo primero. De solo pensar en dejarla en un asilo, se me d esata un gran sentimiento de culpa, pero por otro lado esos lugares suelen tener un costo elevado, por lo que es otra opción que se cierra. Incluso en ocasiones me he encontrado haciéndome la pregunta de si no sería mejor que nos muriéramos las dos juntas, porque no quiero llegar a ser una carga para mis hijos en un futuro, lo he pensado muy seguido y tal vez sea una solución. Sé que estoy hablando al aire, porque la solución a mi problema no va a venir por este medio, ni tampoco va a caer del cielo, esta es solo una forma de desahogarme, quizá la única, por ahora.

Ya ni siquiera rezo, de qué vale? veo también que son muchas las personas que se encuentran en una situación similar, tal vez con estos comentarios, alguien con poder para cambiar las cosas haga algo en verdad efectivo en un futuro y mis hijos no tengan que cargar una cruz tan pesada. No entiendo cómo los gobiernos se empeñan en hacer esfuerzos para que las personas duren más años, si alguien en estas condiciones no tiene calidad de vida, ni siquiera entienden nada, no saben el daño que le están causando a alguien que los ama. Yo a esto le llamaría calidad de muerte, porque dos personas van muriendo poco a poco, si no es que una de las dos, pierde por un momento la razón y adelanta el proceso, mientras una sociedad entera, cierra los ojos, a la espera de que les llegue su turno, para convertirse en una de las partes… o el que huye para evadir su responsabilidad y cargarla sobre otro.

Les deseo paz en sus vidas y también pronto alivio de sus cargas, por el camino que sea.