Una lección
lunes, 20 de septiembre de 2010
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No te olvides nunca de darle la vuelta a tu situación. Sea cual sea. Por muy dura que te resulte. Negativa que la consideres. Imposible de superar que la creas. O por mucha tristeza, angustia o desesperación que te haga sentir. No desfallezcas. No abandones. Porque al final del tunel, siempre encontrarás la luz. No te dejes vencer por ese obstáculo, esa piedra en el camino o esa montaña. No importa la dificultad, la grieta o el precipio ante el cual te halles. En la vida, aunque no lo veamos así a veces, todo forma parte de grandes lecciones de las que aprender y extraer lo mejor de nosotros mismos. Entiende tu existencia como un libro abierto del que enriquecerte y con el que crecer. Si eres cuidador, ya sea por decisión personal o por no tener otra elección, agradece el estar compartiendo tantas experiencias con esa otra persona. Estás haciendo una gran labor aunque a veces el cansancio, la frustración o la pena no te lo hagan ver así. Permítete el ser humano, el estar agotado, el no ser perfecto. No te sientas culpable. Haz todo lo que puedas por hacerlo mejor cada día. Date la oportunidad de perdonarte si en ocasiones tropiezas. Levántate y vuelve a intentarlo. Y, sobretodo, continúa aprendiendo con cada amanecer y agradeciéndole a la vida la gran oportunidad que te ha dado para estar haciendo lo que estás haciendo.