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Ese sexto sentido

jueves, 17 de diciembre de 2009 Leave a Comment


Hoy en día hay que ser muy valiente para ser padre. Yo no soy padre. Todavía no, al menos. No tengo la madurez suficiente para cargar con esa gran responsabilidad que es la de criar a un niño.  Pero he oído hablar del famoso sexto sentido que las madres parecen desarrollar con sus retoños y de como cuando están en peligro o no se encuentran bien, una sensación interior les advierte de ello. Todos lo hemos visto. Y por ello, que yo crea en ese sexto sentido. Bueno, más que en un sexto sentido, en la percepción a nivel energético de las vibraciones emitidas por otros a las que estamos sintonizados. Somos receptores energéticos de emociones y sentimientos.

A mi con mi madre me pasa. Y es que no falla. En cada ocasión que ha pasado algo como lo del incendio, una caída de la cama, un intento de fuga o que no esté bien, algo dentro de mí me ha puesto en estado de alerta poco antes de que eso sucediera. Eso no quiere decir que me sea posible prevenir cualquier situación de riesgo. A veces no le prestó atención a esas señales. A veces no sabemos escucharnos a nosotros mismos. Y cuando no lo hago, después siempre acabo relacionando un cierto pensamiento o sentimiento previo a un acontecimiento de esos.

Soy muy espiritual, que no religioso. Las creencias de todo el mundo las respeto. mientras no intercedan en mis libertades personales e individuales. Toda religión o filosofía humanística o espiritual se basa en los dos mismos principios: el amor y el respeto. Y esas dos bases fundamentales sobre las que el ser humano debería caminar a diario, son en definitiva lo único que es realmente importante y trascendente en este plano en el que somos. Luego cada uno que las adorne como más le convenga para poder sobrellevar esta existencia lo mejor posible.

Lo imperante es que seamos personas, que no nos olvidemos nunca de nuestra fragilidad y de dar amor a los que nos rodean.

Con esto no pretendo predicar ningún tipo de creencia religiosa o escuela de pensamiento. Este blog se mantiene al margen de política y religión. Las personas tienen que estar por encima de todo ello cuando se centran en los principios y necesidades fundamentales del ser humano. Todos compartimos los mismos miedos, sentimientos y dudas.

Los enfermos de demencia acaban, en el fondo, volviéndose niños indefensos incapaces de entender los peligros que conllevan ciertas acciones. Y los cuidadores reconvertidos en padres somos de alguna manera sus grandes protectores ante el mundo.

La energía que se genera entorno a las profundas relacionas afectivas que establecemos, en mi opinión, generan un hilo de comunicación y conexión invisible tan fuerte, que podemos llegar a sentir en todo momento el estado emotivo de aquella persona a la que cuidamos.

Siempre me repito que tengo que escuchar más. Hay mucho que podemos llegar a decir (y nos pueden llegar a contar los demás) sin la necesidad de expresarlo con palabras.

Como decía mi padre: 'Ante todo, somos energía'.