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Música para acabar el día...

martes, 14 de diciembre de 2010 0 comentarios




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'Un Cuidador Más' responde...


Hace unas semanas, un seguidor del blog, que estaba completando un curso para cuidadores de gente con Alzheimer, me pedía consejo sobre cómo poder desconectar al llegar a casa. Supongo que se refería a qué herramientas, sistemas o métodos, podía poner en práctica para desenchufarse mentalmente de su rol como cuidador y poder romper con la angustia y el estrés que tienden a surgir en uno cuando se desempeña tal labor. Supongo que te referías a eso. 

Desde esa perspectiva te contesto. En todo momento, dejando claro, que no soy un profesional y que mis consejos únicamente debes tenerlos en cuenta como los de un simple cuidador a otro cuidador. Sólo llevo dos años y medio sumergido en este tema. Y considero que, como en muchos otros aspectos de la vida, sigo aprendiendo infinidad de cosas nuevas cada día sobre la enfermedad, el cuidado y mi mismo. Así que, siempre, siempre, siempre, ante la duda, consulta con un profesional cualificado que te diriga y oriente en el camino correcto; ya sea tu médico de cabecera, una asociación o un psicólogo. Ahí fuera hay mucha gente dispuesta a apoyarte y/o a tenderte una mano. Aunque en ocasiones parece que no la haya. Lo principal es no dejar que el cansancio y el astío te lleven a un extremo en el que te quemes. Porque entonces te las verías con un problema mayor: ni serías capaz de serle de utilidad al enfermo, ni lo serías de mantener tu bienestar y salud físico-mentales.

Ante todo, si eres cuidador, has de tener claro que esto es una carrera de fondo y, por consiguiente, debes de intentar llegar a alcanzar ese punto de equilibrio interno (que a menudo puede parecer imposible de obtener) desde el que, pase lo que pase y por muy duro y cuesta arriba que se ponga todo a veces, vivir sintiéndote tranquilo y en paz contigo mismo, y realizar tu trabajo sin considerarte anulado como individuo.

Para ello hay que trabajarse. Es un trabajo interior continuo.

Por un lado, me parece importante establecer ciertas pautas mentales que, si no las estás aplicando, te ayudarán a aliviar la tensión y ansiedad derivadas de la entrega de tiempo y energía al que estás sometido. Quizás no son soluciones instántaneas. Pero al irlas integrando en tu día a día, como parte del quién eres, y con el paso del tiempo, descubrirás que en lugar de estar centrándote en el temple que te falta o en el poco campo personal que te da la impresión tener, lo harás en conseguir más de la serenidad que has ganado. 

1. Valórate como persona y valora tu papel como cuidador. Estás haciendo algo fantástico. Algo que much@s no serían capaces de hacer.

2. Siéntete bien con lo que haces. El simple acto de entrega y de sacrificio por amor es un gran regalo hacia ti mismo y la otra persona, que os acompañará siempre. Te estás enriqueciendo como ser humano por mucho que no te lo parezca.

3. No esperes agradecimientos, ni el reconocimiento, ni la valoración positiva de otros. Haces lo que haces porque tienes que y/o quieres hacerlo. No necesitas que nadie te diga lo bien que actúas o lo bueno que eres. Eso ya lo sabes.

4. Repítete constantemente que todo va bien, que las cosas suceden por un motivo y que estás haciendo todo lo que está en tu mano lo más humanamente y mejor posible. Nadie nace sabiéndolo todo.

5. No sientas culpabilidad ni rencor.

6. Aprende a perdonarte. Acepta tus limitaciones. Eres imperfecto. Todos lo somos. Si te equivocas no pasa nada. Vuelve a intentarlo. Lo fundamental es que sigues ahí al pié del cañón.

7. Tienes derecho a tener un momento de estrés, a enfadarte, a maldecirlo todo, a sentir fustrado y a estar cansado. No te sientas mal por ello.

8. Antes de irritarte respira hondo. Contén tu ego y tus emociones. Haz una pausa. Y piensa antes de abrir la boca o actuar. Y si aún así te irritas y dices algo de lo que te arrepientes, no pasa nada de nada. La próxima vez lo harás mejor y habrás ganado un poquito más de temple y paciencia.

9. No dejes que nada te afecte ni te desborde. No permitas que nada rompa tu paz interior y tu equilibrio. Imagínate un círculo con un punto en el centro dentro de tí y quédate ahí. Actúa desde tu centro.

10. Elimina toda culpabilidad, miedos y autocríticas de tu interior.
 
11. Valora todo lo que estás dando.
 
12. Entiende cada situación como una lección de vida para aprender.

13. Mantén la cabeza fría. No te dejes llevar por las emociones.

14. Distánciate emocionalmente en los momentos duros. Observa y analiza desde fuera viendo la escena en tercera persona. No dejes que la enfermedad te arrastre con ella en esos instantes.

15. Cuídate. Ante todo, cuídate. Tu salud mental y emocional es importante. Tú eres importante.

16. Sé consciente de dónde están tus límites.

Por otro lado, también es esencial la creación de unas pautas a integrar en tu campo personal. Necesitas tu espacio y tu tiempo. Eso está claro. Todos lo necesitamos. Necesitas respirar y alejarte del "problema". Necesitas reconectarte contigo mismo y con tu mundo. Eso es básico para poder mantener una estabilidad psíquica.

1. Recurre a familiares y/o amigos para que te releven algún momento de la semana si estás con el enfermo veinticuatro horas al día. Aprovecha esos ratos para salir a dar una vuelta, quedar con amistades y disfrutar de aquello que te hace olvidarte de la persona que cuidas. Evádete del universo del enfermo por completo durante esos minutos u horas.

2. Si puedes permitírtelo, haz una pequeña escapada a algún lugar de tanto en tanto. Si cada cierto número de meses pasas un fin de semana alejado de quien cuidas, eso te hará recuperar muchas fuerzas y eliminar energía nociva acumulada. Volverás como nuevo.

3. Si estás con esa persona todo el día, recurre a usar esas horas del día que duerme para escuchar música, pensar en tus cosas, llamar a un conocido y/o leer. En definitiva, para desconectar la mente, distraerte y volver por un ratito a tu mundo.

4. Por la noche, cuando le/la hayas acostado, dedicate tiempo para ti. No te acuestas inmediatamente. Haz limpieza mental. Haz algo que te guste. Y cuando te vayas a dormir hazlo totalmente relajado y desconectado del tema.

5. El deporte regular (aunque lo tengas que hacer en casa), un buen patrón de sueño y una alimentación sana son de gran ayuda. Y a la larga también te ayudarán a tener más energía y sentirte más positivo y estar menos cargado.

6. La meditación es una vía fantástica para equilibrarse aún más y ganar en eso que denominas 'temple'. No tiene ningún coste económico. Puedes hacerla a cualquier hora del día que estés tranquilo. Sólo te "robará" de 15 a 20 minutos. Y sus efectos, si tienes paciencia, serán muy beneficiosos. Sobre todo si la practicas antes de acostarte (puesto que hace que duermas y descanses mejor) y nada más levantarte (pues te produce entrar en un estado de serenidad que te acompaña a lo largo de la jornada).

7. Practica ejercicios de visualización. Centra tu atención (ya sea durante segundos sueltos o minutos libres de los que dispongas) en escenas o imágenes o recuerdos que te aporten una felicidad especial y una relajación instantáneas.

Y por último:

Céntrate en lo positivo de la vida. Lee libros y ve cosas que sólo te aporten algo bueno, que te hagan reír, que te distraigan, que te aporten algo y te hagan sentir bien. Huye de lo negativo. Dale la vuelta a la tortilla. E intenta como puedas el sentirte bien el máximo tiempo posible.

Espero que este consejo te haya sido de alguna ayuda. Y a los demás también. :)

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Música para un Martes




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