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Enfados

jueves, 7 de enero de 2010 Leave a Comment


Me resulta costoso acostumbrarme a los enfados, a que mal interprete cosas que le digo -o le niego- por su bien, y a que se sienta ofendida por ello. Me resulta doloroso que considere que la limito, y que crea que le recorto sus libertades. También me apena el que si le llamo la atención sobre algo, se lo tome como una crítica y que eso le haga sufrir "por mi culpa".

Es complicado saber manejar el mundo de las emociones de un enfermo de Alzheimer. La misma dificultad conlleva saber llevar los sentimientos de cualquier individuo con algún tipo de enfermedad mental. Supongo. Si ya es complejo de por sí llevar el mundo interior de uno, el de otra persona y -más si la mente de ésta no navega por aguas "normales"- puede llegar a ser una auténtica locura.

Un cuidador tiene que cargar con pesos emocionales tremendos; los propios y los del enfermo. Soltar lastre y redimirme es lo que más me cuesta. Pero no me te toca otro remedio que ir aprendiendo a base de equivocarme. Me gustaría pensar que todos los cuidadores a veces erran, se estresan, se saturan, y que en un momento de debilidad proyecten eso. Sin que dejen de ser buenas personas o de tratar bien a los enfermos de los que cuidan.

Intento no pensar en ese día en el que no pueda más con esta responsabilidad y me sienta que le he fallado por no haber estado a la altura de las circunstancias a lo largo del camino. Deseo que no llegue nunca ese día. Aunque no me cabe la mayor duda de que seguiré luchando por ella -y con ella- hasta el final.

Hoy me siento mal por algo que le he dicho a mi madre y que no ha sabido procesar correctamente. Me siento mal por el que me hayan perdido las formas por el cansacio mental. Me siento mal por no haber adquirido todavía una paciencia absoluta. Me siento mal por no ser más tolerante con la enfermedad y la pérdida. Me siento mal por no ser más tranquilizador. Y porque en ciertos momentos pueda decir algo desde la ansiedad y no desde el amor, para arrepentirme terriblemente luego de lo que he dicho. La culpabilidad siempre está ahí, hagas lo que hagas. Yo hago lo que puedo. Y trato de hacerlo lo mejor posible. Pero soy humano, y como humano que soy, soy imperfecto. Espero seguir aprendiendo a ser mejor persona, a saber llevar con mayor control esta enfermedad, a no sentirme a veces cansado psicológicamente y a quemarme en según que instantes.

Sigo pidiendo paciencia. Sigo en mi búsquedad de evolución espiritual. Sigo al pié del cañón a su lado. Y eso me gustaría pensar que me acerca un poquito más a conseguir ser mejor persona.

Igual he compartido pensamientos demasiados personales con vosotros, no lo sé. Almenos me he desahogado. Hoy estoy cansado sin grandes motivos realmente para estarlo.

Mañana será otro día.