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La estimulación cognitiva

jueves, 12 de noviembre de 2009 Leave a Comment


La estimulación cognitiva es quizás, junto con la medicación, la atención y el cariño, la pieza más importante en el tratamiento para decelerar el avance de la demencia y el Alzheimer. De la misma manera que uno va al gimnasio, o sale a caminar, o va a correr para mantener su cuerpo en forma y sus músculos activos, la estimulación cognitiva ejercita el cerebro. Y como un músculo que se atrofia de no usarlo, éste, y todo el universo que se expande dentro de él, necesita ser ejercitado para que no se abandone y deteriore.

Virgina es la psicóloga que viene tres veces por semana durante una hora, para hacer terapia de estimulación cognitiva con mi madre. Virginia es una gran profesional. Mi madre la aprecia mucho. Es atenta, agradable, respetuosa y paciente. Y se nota que desempeña su labor con ilusión, ganas y vocación. Mucha de esta última hay que tener, para trabajar dentro de este mundo de las enfermedades degenerativas mentales.

Con ella, mi madre hace diferentes tipos de ejercicios de lógica y memoria. Algunos son más fáciles que otros. E incluyen, desde el recordar cosas -para ella tan importantes- como su año de nacimiento, los nombres de sus hijos, la dirección dónde reside, el número de teléfono de casa, y el mes y año en el que vivimos, al hacer sopas de letras, asociación de palabras, y operaciones numéricas simples, entre otros.

Si estás llevando a tu ser querido a un centro de día, allí mismo, y durante las horas que esté ahí, irá siendo estimulado cognitivamente bajo la supervisión de psicólogos y expertos. Pero si eres de los que han tomado la decisión de cuidarlo en casa, es fundamental, y muy necesario, que te pongas en contacto -si no lo has hecho ya- con un centro o asociación que te pueda ofrecer los servicios a domicilio de un psicólogo especializado en terapia cognitiva.

En el ISPA nos recomendaron que lo mejor eran las sesiones de una hora, tres o cuatro veces por semana, e insistieron en que los días en los que el profesional viniera a casa fueran seguidos, para ayudar a reforzar ese concepto de rutina tan necesario para el enfermo.

No dejes de mantenerles activos, de hacerles pensar por sí mismos, de permitirles la máxima autonomía para que sus cerebros puedan seguir trabajando, y de contar con los servicios de un psicólogo que aporte una terapia cognitiva personalizada y una visión profesional al proceso de estimulación.